La Dirección de Estadísticas de Tucumán reveló recientemenre cifras alarmantes sobre la realidad económica de las familias en la provincia. Según los datos, un hogar tipo dos, compuesto por un hombre de 35 años, su cónyuge de 31 años, y sus dos hijos de 8 y 6 años, necesita al menos $942.991 para no caer en la pobreza. 

Este monto, considerablemente inferior al umbral nacional de $1.128.000, refleja una de las tensiones económicas más profundas que enfrenta Tucumán, donde la percepción social de bienestar y las realidades estructurales no siempre coinciden.

Roxana Laks, socióloga, compartió a LA GACETA que durante un estudio que hizo, más del 40% de los tucumanos entrevistados expresaron que su principal preocupación era cómo sus ingresos no logran cubrir sus necesidades básicas. Esto marca un alarmante aumento respecto al 30% de hace un año.

La "nueva pobreza" en Tucumán

En su análisis, Laks también hizo un paralelo con los años 90 y principios de los 2000, cuando emergió el fenómeno de los "nuevos pobres". Este concepto describe a aquellos que, aunque aún conservan ciertos bienes estructurales, como una vivienda o un automóvil, se ven obligados a enfrentar una pobreza "por ingreso". En otras palabras, los hogares de clase media que, debido a la pérdida de poder adquisitivo, ya no pueden mantener el nivel de vida al que estaban acostumbrados.

Laks señala que este fenómeno está repitiéndose en la actualidad, con una creciente presión sobre los hogares tucumanos. “Aunque los bienes materiales todavía están presentes, los ingresos no son suficientes para sostenerlos, lo que genera un desajuste en las aspiraciones sociales y económicas”, explicó. Este proceso, al igual que en la década de los 90, genera un retroceso en la movilidad social ascendente, con la pérdida de status y calidad de vida de muchas familias.

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Impacto en los hábitos de consumo y la vida cotidiana

Uno de los aspectos más reveladores del estudio de Laks es cómo la preocupación por el salario insuficiente ha modificado los hábitos de consumo en Tucumán. Cada vez más, las familias se ven obligadas a priorizar lo esencial, sacrificando bienes y servicios que antes formaban parte de la rutina diaria. El endeudamiento se ha disparado, con un 80% de los tucumanos actualmente endeudados, un aumento del 10% respecto al año anterior. La deuda, en su mayoría, no es producto de inversiones o mejoras, sino de la necesidad de financiar lo más básico: alimentos, servicios y productos de primera necesidad.

En este contexto, destacó que uno de los problemas más grandes de los tucumanos es cómo el costo de los servicios, como la electricidad y el agua, se lleva una parte significativa del salario, dejando menos margen para otras necesidades esenciales. En un escenario de austeridad, las familias recurren cada vez más a opciones de crédito, como las tarjetas de crédito o préstamos personales, lo que genera un círculo vicioso de endeudamiento.

El estudio de Laks también ahonda en el impacto emocional que tiene esta crisis económica en los tucumanos. Si bien el año pasado, la sensación predominante era de esperanza y optimismo por lo que vendría, este año se ha registrado un claro cambio en el ánimo colectivo. "La esperanza ha disminuido en un 10%, y la bronca y el cansancio han aumentado notablemente", explicó. 

En cuanto a las fracciones etarias más vulnerables, Laks identificó que el grupo entre los 30 y 44 años, que corresponde a la edad productiva y de crianza de hijos pequeños, es el más afectado por esta crisis de ingresos. Estos hogares, que son los principales sostén de las familias, se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica, donde los esfuerzos por mantener la estabilidad se ven constantemente amenazados por los altos costos de la vida.

"El optimismo, aunque reducido, sigue estando presente, y esa es una señal importante para poder seguir adelante", cerró.